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¿Qué hay de malo con la Estrategia? |
15 de Enero, 2012
·
Anónimo |
Muchas
sesiones de Planeamiento resultan en la no existencia de nuevas acciones y los
planes mismos muchas veces terminan enterrados en el fondo de los cajones.
Entonces,
¿qué hay de malo con la estrategia o el modo en que desarrollamos la
estrategia?
En primer
lugar, fallamos en distinguir entre propósito
(aquello para lo que una organización existe) y obligaciones (lo que una organización debe hacer para sobrevivir).
En segundo
lugar, nos sentimos confundidos por la complejidad del proceso: ¿Deben los
gerentes primero establecer objetivos y luego desarrollar estrategias para
alcanzarlos? ¿O deben buscar una estrategia ganadora y luego establecer
objetivos alcanzables?
Esa
confusión acerca de por dónde comenzar suele llevar a lo que se conoce como
“parálisis de planeamiento”.
En tercer
término, esperamos que los procesos de planeamiento nos lleven a estrategias
nuevas y mejoradas.
Pero el
ingrediente básico de una buena estrategia - cómo crear valor - rara vez emerge
de reuniones de planeamiento.
La
respuesta para desarrollar una buena estrategia no consiste en nuevos procesos
de planeamiento o planes mejor diseñados.
La
respuesta yace en la comprensión por parte de los gerentes de dos puntos
fundamentales:
1.
El beneficio de tener un propósito estable, bien articulado,
y
2.
La importancia de descubrir, comprender, documentar y
explotar maneras de crear más valor que lo que pueden hacer otras compañías.
Los
clientes, a menudo vistos como los más activos “stakeholders” comparan
regularmente una compañía con sus competidores y a menudo le compran sólo para
ver cómo son sus productos y servicios.
Una
compañía debe dar una corriente de valor a todo “stakeholder” de modo que éste
la vea al menos tan buena como la corriente de valor ofrecida por sus
competidores, tomando en cuenta incluso los costos del cambio.
Si los
“stakeholders” no perciben ese valor, redirigirán su lealtad gradual o
precipitadamente.
Visto
desde esta perspectiva, la creación de valor, más que un objetivo es una obligación económica en las acciones de una
compañía.
Si, por
ejemplo, una compañía lleva a cabo acciones que fallan en ofrecer suficiente
valor a los accionistas, perderá la lealtad de éstos y como resultado saldrán
de los negocios.
Una
compañía sólo puede entregar suficiente valor a todos sus “stakeholders” si
tiene una ventaja competitiva.
Como
resultado, nuestro sistema económico demanda que las compañías tengan como uno
de sus objetivos directrices o de sus obligaciones la búsqueda y creación de una ventaja competitiva.
Si la
ventaja competitiva es una obligación más que un propósito, ¿qué clase de
objetivos deben definir las compañías como el punto de partida para la
estrategia?
La
respuesta es objetivos que describan la esencia de por qué existe la
organización.
El
propósito limita el rango de las elecciones estratégicas que necesitan
evaluación y por lo tanto ayuda a simplificar el desarrollo de las estrategias. |
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publicado por
hacheaefe a las 01:48 · Sin comentarios
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Héctor Alberto Faga
Escritor, poeta, novelista
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