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¿Qué quiere decir presupuesto? |
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08 de Enero, 2010
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Vulovic, Pedro Jorge |
El primer problema con que nos tropezamos al utilizar el término "presupuesto" es que esta palabra puede evocar muy distintas imágenes en el lector y lo más probable es que algunas de sus connotaciones no tengan el sentido con que se la desea utilizar en administración de empresas. Por ello, y siguiendo el aforismo de Confucio que decía que lo que debemos hacer inicialmente es ponernos de acuerdo con el significado de las palabras, nos proponemos incluir en el comienzo de esta nota algunas frases de las que se puedan inferir las distintas acepciones tradicionales del término. Luego podemos ver específicamente esas acepciones de uso corriente, para señalar las diferencias sustanciales que surgen entre ellas y ver si así allanamos las barreras que pudieran obstaculizar la comunicación cuando usemos el término presupuesto en la última parte, refiriéndonos al de una organización privada. Comencemos entonces con una media docena de frases donde se utilice ese término con los significados tradicionales. Una: el sicólogo Frederick Herzberg sostiene haber demostrado que el sistema utilizado tradicionalmente por la gerencia para motivar a su personal está descrito con su concepto llamado PEET, sigla de "patada en el traste", así como la falacia del presupuesto de la administración científica de que aumentando los salarios la gente se siente feliz. Dos: San Ignacio de Loyola hizo explícito en sus Ejercicios Espirituales su presupuesto de que todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla. Tres: estamos esperando que el administrador del consorcio nos pase el presupuesto de arreglar la caldera. Cuatro: entre los papeles de hacienda de Felipe II se lee: "se presupone para los gastos ordinarios de la Casa Real, 320.000 reales; para Flandes, 420.000". Cinco: Santiago Wilde, contador del gobierno de la Provincia de Buenos Aires desde 1821 hasta 1834, comenzó a publicar mensualmente los estados contables de la Tesorería de ese estado desde mediados de 1822 y preparó el presupuesto para 1824 de la citada provincia publicado en el periódico "El Argos" de 1823 (Santiago Wilde, nacido en Inglaterra el 7 de marzo de 1771 y bautizado James Wild en la iglesia de St. Giles-in-the-Fields, Middlesex).Seis: las reparticiones o encargados de hacer compras o de efectuar gastos no podrán comprometer suma alguna que no tenga disponible la partida correspondiente en el presupuesto, bajo la responsabilidad personal del funcionario que los autorice. Es probable que ya el lector pueda entrever una primera clasificación de las frases que anteceden en dos grupos o categorías. Esa dicotomía coincide con la que nos brinda la última edición del Diccionario de la Lengua Española, con sus dos acepciones de presuponer, a saber, primer, "dar antecedentemente por sentada, notoria y constante una cosa para pasar a tratar de otra", y segunda, "hacer cálculo previo o presupuesto de gastos y recursos". Analicemos la construcción de la palabra: pre, que denota antelación o prioridad; su o sub, que significa debajo; y poner, colocar en un lugar o sitio una cosa o disponerla en el lugar que debe tener. Podemos imaginarnos entonces a ese "pre-su-puesto" de la primera acepción como algo que ponemos con anticipación debajo de toda construcción ulterior, como los cimientos de una armazón lógica. Presupuesto es aquí sinónimo de presuposición. Y salvando los sentido técnicos determinados para cada una de las palabras que siguen, es equivalente a hipótesis, postulado, axioma, premisa. En cambio, son más difusas las connotaciones de la segunda acepción de presuponer, una voz hoy en día pocas veces usada para expresar la tarea de formar anticipadamente un cómputo de gastos, de ingresos o de unos y otros. Es que la ha sustituido en el uso cotidiano su sinónimo presupuestar. Hace apenas cincuenta años presupuestar era un neologismo rechazado por la Real Academia Española -pese a que abogaran por él literatos de la talla de Juan Valera- pero ahora ya figura incorporado oficialmente a la nomenclatura. Por empezar, cuando nos dicen el presupuesto a secas, sin calificativo o determinación alguna, podríamos dar por entendido que nos están hablando del presupuesto general de gastos y recursos de la administración nacional. Ello es así porque la idea de presupuesto, al revés de lo que ocurre con muchos otros conceptos administrativos que nacieron en el sector privado y pasaron al sector público, surgió primero como parte del desarrollo del control popular o representativo sobre el soberano; apareció ya en la Inglaterra del siglo diecisiete y se generalizó en Europa Occidental durante el curso del siglo pasado. Y lo que caracteriza teóricamente a este presupuesto son los elementos de publicidad y de obligatoriedad, es decir que el cálculo que él contiene es de conocimiento público y no puede ser alterado ni por los gobernantes ni por los gobernados; es una ley básica del organismo social-político. El mismo concepto es aplicable al presupuesto provincial, dada la organización federal de nuestro país. Y de allí para abajo, a municipios, ministerios, secretarías, reparticiones, departamentos y en general cualquier organismo público sujeto a la intervención directa de los estados nacional o provincial. O sea que es presupuesto la ley que determina anticipadamente y para un cierto período los gastos e ingresos de un organismo público. Obsérvese que si bien el presupuesto público necesariamente hace una estimación de los recursos y una asignación de esos recursos entre variadas necesidades (planeamiento y coordinación), el énfasis estaría en la limitación de los gastos (control). El concepto de presupuesto fue transferido al sector privado en lo que va del siglo, principalmente a partir de la década de los años veinte en adelante, pero adaptándolo, pues la propia naturaleza del sector hace que en su uso no aparezcan los elementos de publicidad y de obligatoriedad que habíamos mencionado: no es una ley. Por cierto que quien hace lo más hace lo menos, de manera que en las organizaciones privadas es posible hacer no sólo un presupuesto integral, total, sino uno o varios presupuestos parciales: de ventas, de producción, de compras, de la mano de obra, de las disponibilidades, de las utilidades, de las inversiones. Por último, presuponer es estimar un gasto, hacer un cómputo anticipado de un bien o un servicio. Y también estimar un ingreso, un recurso. El mismo concepto de premisa vuelve ahora expresado en forma numérica, en términos monetarios. Nótese que pese a ser un número dado, una cifra cierta, por su naturaleza de fijar con antelación, de predeterminar, bajo ese cifra cierta subyace una realidad incierta que por ser futura se podrá presentar con ese o con otro número. Recapitulando entonces, tenemos que presupuesto puede ser: hipótesis; ley de gastos y recursos de la administración nacional; ley de gastos y recursos de la administración provincial; de organizaciones públicas; cifra o partida que señala la limitación en las posibilidades de gasto; plan integral de gastos o egresos y recursos o ingresos de una organización privada; plan parcial; hipótesis numérica con apariencia de certeza. Ahora bien, cuando pensamos en una organización privada, no podemos concebir que ella exista sin la guía de algún plan. Planear es determinar qué se ha de hacer, es pensar hoy los cursos de acción de mañana. Y ya el siglo pasado le escribía Friedrich Krupp a su hijo Alfred que si "muchas personas inteligentes pueden considerar esto como superfluo,y los perezosos mentales así lo pensarán, siempre he creído que es algo que beneficia, del mismo modo que el Jefe del Estado Mayor prevé todos los movimientos posibles, tanto en casos de victoria como de derrota". Si la empresa es pequeña y su dueño toma todas las decisiones, le será posible hacer todos sus planes en la mente,o si los hace por escrito, mantenerlos en secreto. Pero a medida que la firma crezca y necesite que otros individuos también tomen decisiones, ese dueño o empresario tendrá que comunicar de alguna manera sus ideas, su planeamiento, a los demás. Si no lo hace es muy probable que la empresa pase a ser un grupo incoherente, contradictorio o inactivo y sin dirección. Sin perjuicio de que en una próxima nota mencionaremos algunas definiciones o descripciones que usan autores de notoriedad, podemos concluir diciendo que presupuesto quiere decir un plan ordenado, sistemático, periódico, expresado en términos numéricos usualmente referidos en unidades monetarias, que preferentemente debiera abarcar todas las operaciones de una organización. Así, además de ser útil para el planeamiento y la comunicación, puede ser un eficaz auxiliar en la coordinación y el control.
Nota publicada en la Revista Idea de agosto de 1979. |
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publicado por
hacheaefe a las 19:04 · Sin comentarios
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Héctor Alberto Faga
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