 |
La verdadera sabiduría |
08 de Febrero, 2010
·
Mujica, Hugo |
No es más sabio quien difunde conocimientos sino quien transmite experiencias. El que enseña lo que vive, no lo que sabe. Será por eso, dice el autor del texto, que hay tan pocos. O porque tal vez, sugiere, lo único que nos hace sabios es exponernos a todo lo que la vida nos ofrece: dejarnos tocar.
Filosofía, lo escuchábamos cuando ocupábamos un banco en la escuela, quiere decir "amor a la sabiduría", o sea que lo valioso no es tal o cual filosofía sino aquello de lo que ella está enamorada, aquello que enamora al pensamiento: la sabiduría. Etimológicamente, "sabiduría" viene de la palabra latina "sapere", de la cual derivan dos palabras: "saber" y "sabor", dos palabras que indican lo mismo: un saber que sabe, gustándola, de qué se trata la vida. Un saber que come el fruto de la vida, no un saber teórico "sobre" la vida. Si la filosofía es la transmisión de lo pensado, la historia del pensamiento, la sabiduría es el testimonio de lo experimentado, la experiencia de la vida misma, de su gusto. Sabio no es quien pensó la vida sino quien dejó que la vida le diga lo que ella misma aprendió viviéndolo a él, quien dejó que la vida le entregue su sabor, le revele su sentido. No el sentido que él le da a la vida sino el sentido que la vida misma es: su darse, su entregarse. En general el hombre sabio no dice su sabiduría: la muestra. Le encarna vida, una vida que, por eso mismo, irradia sentido, se muestra sabia. El sabio es un testigo, no un profesor. Lo suyo no es impartir un conocimiento sino testimoniar una experiencia y por eso, porque en sus palabras está involucrada y manifestada su vida, más que profesor es "maestro". Enseña lo que vive, no lo que sabe, o, en todo caso, sabe viviendo, testimoniando la vida. El testigo de la vida, el sabio, da testimonio, no ejemplo. El ejemplo siempre implica un "piensa como pienso yo", un "imítame a mí"; en cambio, en el testimonio el valor se pone en lo experimentado, en la vida, no en quien la experimenta. El testigo se borra para que aparezca lo testimoniado, para que aparezca en aquel que recibe el testimonio. Quien da testimonio, da; quien se pone como ejemplo, por el contrario, busca atraer, retener, no dar. La vida da, siempre y a todos, la posibilidad de experimentar un nacimiento y una muerte, un tiempo de desamparo y un tiempo de cobijo, el peso de un error y la libertad de un perdón, da la soledad y da el amor. La vida da a todos, y siempre, su decirse, su manifestarse, su experiencia. Sabio no se es de una vez para siempre, sabio es el sostenimiento de una relación con la vida, es una escucha a la vida, a su decirse, su revelarse, su contarnos en lo que nosotros vive y vivió. El sabio sabe, va sabiendo y respondiendo a eso que da la vida: la propia vida de quien la vive. Su unicidad, su singularidad, no es cuantitativa, no es singular por ser una sino por ser irrepetible, por ser original. Por ser ese don de ella que somos cada uno de nosotros, eso que respondiendo vamos siendo, vamos viviendo. Quizá haya una sola condición para devenir sabio, para encarnar la vida conscientemente, vitalmente: hacerse vulnerable a ella, exponerse a lo que nos trae, padecer lo que nos ofrece, dejarnos tocar. Permanecer cercano a su temblor inicial, a la vida antes de separarse de ella misma, antes de transformarse en nuestro plan, en nuestro proyecto, en eso que suele ser mero interés o usufructo, eso que más que vivir es funcionar. El "vivir" del "funcionar", el sentido del sinsentido, están separados apenas por un paso: el paso apurado, el de la rapidez, el que nos saca de la vida, el que no lo marca el latido sino el reloj. Por esto, tal vez, hay tan pocos sabios, por esto, tal vez, corremos tanto, giramos, sin saber detrás de qué.
Hugo Mujica es sacerdote, teólogo, filósofo y escritor. |
|
publicado por
hacheaefe a las 20:44 · 1 Comentario
· Recomendar |
|
|
Comentarios (1) ·
Enviar comentario |
|
Hola Tío:
Esta es mi "pago" personal, espero que te guste y acepto críticas.
Un abrazo
Toma de Decisiones y Actividad Física
Numerosos estudios y aún pruebas empíricas, demuestran que destacados deportistas, con la correspondiente formación académica, luego son eficaces ejecutivos en diversas organizaciones.
Por tanto, existe un indicio de correlación mutua, donde las cualidades necesarias para triunfar en el deporte, pueden ser extrapoladas y utilizadas eficazmente en el mundo empresarial.
No significa que todos los campeones y récords mundiales y olímpicos, cuando terminan su carrera deportiva, automáticamente se convertirán en eficientes y brillantes ejecutivos como por arte de magia.
Porque lo contrario también es válido, hay excelentes ejecutivos, que nunca se destacaron en un deporte competitivo. Sin embargo, en este sentido se abre un signo de interrogación, porque en la competencia deportiva hay un predominio de la capacidad física de cada persona, que lo puede llevar al éxito sin necesidad de contar con otras cualidades.
Y en el mundo empresarial hay capacidades, que también pueden tener los deportistas de alto nivel, que son las que hacen las diferencias de rendimiento y éxito en sus respectivas profesiones.
Efectivamente dos deportistas que cuenten con las mismas capacidades físicas, puestos bajo la presión de la competencia, ganará aquél que demuestre mayor capacidad mental y emocional.
Y he aquí el núcleo de este artículo: Las capacidades mentales y emocionales pueden desarrollarse a través de la actividad física y el deporte.
Se puede utilizar el ejercicio físico y el deporte para desarrollar ciertas capacidades que luego podrán ser extrapoladas al mundo del trabajo empresarial.
Efectivamente, lo que interesa en esta nota es la toma de decisiones a la que está sometido tanto un ejecutivo como un deportista de alto rendimiento. Analizando el deporte moderno, en el momento de la competencia misma, se ponen en juego diversos aspectos de las áreas de la conducta humana, entre ellos: la psicomotora, relacionada con la capacidad física, la cognoscitiva, vinculada principalmente con lo mental y la socio-afectiva, relacionada con lo emocional. En una competición, el atleta debe decidir en décimas de segundos, teniendo la presión del adversario, del medio ambiente, de la posición de sus compañeros, del público y de las condiciones del terreno, que acción táctica es la más eficaz y eficiente
|
|
Sobre mí |
Héctor Alberto Faga
Escritor, poeta, novelista
»
Ver perfil
|
|
|
Al margen |
Hola a todos |
¡Bienvenidos al mundo de la Capacitación personal y empresarial! En este blog encontrarán material práctico de capacitación destinado a empresarios, profesionales, gerentes de empresas, estudiantes y curiosos. |
| |
|